miércoles, 26 de septiembre de 2018

Pequeños relatos para un gran curso (2ª parte)


Aquí os dejamos nuevos relatos breves para iniciar con fuerza el curso.

“¡Paperas!” Autora: Rocío


  “¡Paperas!, el médico ha dicho que tienes paperas… por lo tanto, no creo que venga a tu cumpleaños. Hazte a la idea”, dijo la madre.
-          ¡Jooo, mamá! Yo quiero ir, dijo el niño.
-          No quiero que vayas porque no quiero que se te infecten y sea más grave – respondió la madre.
Al final de la discusión, no fue al cumpleaños y se quedó en casa descansando.

“Recicla-Infinito” Autor: Aitor


    Aquella mañana me encontré al número infinito tumbado en la basura. Creo que es muy valioso porque hay tantos números como su valor contiene, pero nadie puede saber que me lo he encontrado. Lo guardaré en el mejor lugar del mundo. Más tarde, lo enseñaré y seré famoso. Tras haber publicado mis acciones, ya seré famoso en todo el mundo y tendré que buscarme un nombre fácil y muy chulo: el “Recicla-Infinitos”.

“Remolachus” Autora: Raquel

    ¿Remolachus es nombre de chico o de chica? dijo, finalmente, Alberto mirando a aquel extraño ser. Después de pensarlo tanto, no quedaron de acuerdo. De repente, Alberto dijo que era chico y todos quedaron asombrados. Después, de nuevo hicieron una fiesta por la nueva información de Remolacus.

“Platillos volantes” Autor: Fran

   ¿Por qué será tan complicado coger un taxi?, se preguntó Laura mientras una nube de platillos volantes comenzaba a cubrir el cielo. Porque era el festival de los marcianos y los taxis iban con luz solar. No había ni una parte donde hubiese luz. De repente, se enteraron de que su rey había muerto y todo volvió en la Tierra a ser normal. No quedó ni un platillo volante.



jueves, 20 de septiembre de 2018

El origen del Universo y de la Tierra.

Pequeños relatos para un gran curso


   El alumnado de Sexto ha querido dar la bienvenida al curso escribiendo unos relatos breves aunque extraordinarios. Os avisamos que está totalmente prohibido dejar de usar la imaginación y, por lo contrario, es altamente recomendable soñar mundos maravillosos. ¡Feliz inicio de curso!


“El gran sueño de Noa” Autora: Sofía

   Tres, dos, uno, cero…y su dormitorio despegó como un cohete hacia las estrellas del mundo de los sueños. De repente, Noa se bajó de la cama y miró a su alrededor; vio entonces una diminuta estrella sin luz. Enseguida, se acercó, se miraron mutuamente y sintieron que había algo especial entre ellas. Por un momento, la estrellita sonrió y volvió a brillar.

    En un abrir y cerrar de ojos, Noa despertó y se dio cuenta de que todo había sido un gran sueño aunque siempre llevará a esa diminuta estrella en su corazón. 


“Una acción arriesgada” – Autora: Encarni

   En ese momento pensé: ¿Cómo voy a escapar de él? Se me ocurrió irme lentamente de su lado, pero cuando lo hice, el toro me puso los cuernos en la cabeza; en ese instante, supe que si me movía me mataría. Pensé irme corriendo pero no sería buena idea ya que el toro correría más rápido que yo… y si, andando lento, me había puesto los cuernos en la cabeza, imagínate si corría. De casualidad, mi amiga vino con un pañuelo rojo en la cabeza y le dije: “¡Dámelo, rápido!” Cuando me lo lanzó, me agaché, lo cogí y, como un torero, me puse a torear.
   Después de diez minutos conseguí salir y todo fue gracias a mi abuelo. Él, en sus tiempos de joven, fue torero y, no hacía mucho, me había enseñado a torear. Si no fuera por él no me hubiese podido escapar.


“¿Cuándo encontraremos al monstruo?” – Autor: Adrián

Después de cinco horas andando, (¿Cuándo encontraremos al monstruo?, dijo alguien) siguieron caminando y no lo hallaron. De repente, a lo lejos, se vio una casa encantada enorme. Siguieron andando y llegaron al lugar, entraron en ella. Allí, en una habitación, escucharon muchos ronquidos. Abrieron la puerta y… ¡pum!, ahí esta el monstruo.    

“La tortuga sabia” Autora: Patricia

   La tortuga me miró como queriendo decir algo, quizás era una tortuga sabia ya que tenía más de cien años, ¡la tortuga era muy sabia! …y veía lo que iba a pasar. Ella veía el presente y el futuro.

“El dinosaurio” – Autora: Celia

   Cuando la niña despertó, el dinosaurio aún estaba allí. Era pequeño como un peluche y de color verde con puntitos morados, por eso a la niña no le dio miedo.
   Ella le preguntó cómo se llamaba y qué hacía allí. Él le respondió que se llamaba Pol, que se había montado en una máquina del tiempo y se había teletransportado a su jardín. No sabía cómo volver a su hogar y la niña le dijo que le iba a ayudar a volver. Al fin, pusieron rumbo hacia el hogar del pequeño dinosaurio.


“Caperucita Roja y sus pensamientos” Autora: Soraya

   Caperucita Roja no había quedado muy convencida por la respuesta de aquel lobo ignorante. El lobo se acercó a ella y le dijo: “Ven, que te quiero dar caramelos” y Caperucita no le dijo nada para no enfadarlo. Le volvió a decir  que viniera y Caperucita se largó de su lado.

“Juan Zafarrancho” Autora: Belén

   Juan Zafarrancho es un tipo muy serio. No había nadie en el colegio que le rechistara porque era el más fuerte y un abusón. Él siempre decía que lo tuyo era suyo y que lo suyo era de él también.
   En el recreo les quitaba el almuerzo a sus amigos e, incluso en casa, les robaba dinero a sus padres para comprar “chuches”.

“El cofre del tesoro” Autor: Rubén

¡Piratas a la vista!, gritó Susi mientras se descolgaba de las sábanas mojadas que su madre había colgado en el tendedero. A Susi le fascinan los piratas y los cofres y su sueño era ver algún día un cofre del tesoro. Un día Susi se puso a jugar con sus amigos en el parque y, de repente, la niña vio algo debajo del tobogán. ¡Era un mapa! Susi creía que era un mapa del tesoro y… ¡lo era! En el mapa ponía que el destino era el campo de fútbol y, entonces fueron al campo de fútbol. Buscaron por todo el lugar, incluso por los alrededores pero no encontraron nada. Susi vio la punta de algo debajo del poste. Levantaron entre todos el poste y allí encontraron otro mapa. En ese mapa ponía el lugar exacto donde estaba el cofre y ese sitio era el gimnasio. Fueron al gimnasio y miraron por todas partes. Entonces, el amigo de Susi dijo:”¿Qué es eso?”. Ella vio algo dorado en una taquilla y cogió su horquilla para forzar su candado. Abrieron la taquilla y… ¡era un cofre del tesoro! Y eso significaba que Susi había cumplido su sueño. Eso, a Susi, le hizo muy feliz y quería. en el futuro, seguir investigando para encontrar más cofres.

“El traje de astronauta” – Autora: Andrea

   Creía que aquel traje de astronauta le protegería de la invasión zombie alienígena pero, lo pensó mejor e inventó un traje “anti-zombie” que tenía: cerillas, armas, una  pistola de fuego y un arco. Después, salió de un escondite y fue rápidamente a un puente que había en esa ciudad invadida.
-          ¡OH, NO!, ¡HAY MUCHOS ZOMBIES!– gritó.
   Cogió una cerilla, la encendió pero no pasó nada; luego, cogió el arco y nada; por último, cogió la pistola y eliminó a muchos zombies.
   De repente, vio un helicóptero y gritó muy fuerte para pedir ayuda.

“Superpoderes” Autor: Miguel Ángel

   Apenas llegaron al borde del camino, pudieron ver el enorme castillo en ruinas sobresaliendo por encima del bosque. Elías se dirigió con los demás hacia el edificio. Cuando llegaron, éste dijo que el dragón tendría la llave. Después de entrar, Elena dijo que había que cogerla con cuidado para no despertar al monstruo. Elías activó los superpoderes, usó el de invisibilidad y cogió la llave. Pronto, tras salir del castillo, se fueron a celebrarlo.






                                                                                         FIN

martes, 11 de septiembre de 2018

El origen de nuestros números

La historia de nuestros números es una historia muy antigua. No se sabe con certeza cuánto tiempo hace que los humanos comenzaron a usarlos pero lo que sí podemos asegurar es que desde el principio, el hombre necesitó palabras para expresar cantidades. Contar cuántas personas había en una cueva, expresar a qué distancia estaba el río o tomar alguna medida… había la misma necesidad de comunicarse usando números que hay hoy en día.
Las personas que han estudiado distintos idiomas han encontrado que todos tienen alguna idea de números aunque solo sea las palabras uno y dos en su vocabulario. En una tribu en Bolivia, no existen palabras específicas para designar números excepto la palabra “solo” usada para representar el uno. En idiomas donde solo se utilizan unos pocos números, hay casi o ninguna necesidad de expresar grandes cantidades.
Como no hay registros escritos de cuando el lenguaje se desarrolló, es imposible saber cuándo comenzó el uso de los números. Sólo sabemos que desde muy temprano se necesitaron números para contar. La variedad de cosas usadas para contar es inacabable desde palos, guijarros, conchas, frutos y nudos en una cuerda, hasta el universal sistema de contar con los dedos. Otra tribu, los Malayas, usaban piedras para representar cantidades cuando la cuenta excedía de lo que podía ser expresado con los dedos.

Los sumerios y babilonios

La gente habló durante muchos años antes de que se iniciara la escritura. Igualmente, pasaron muchos años antes de existieran signos para los números. Los primeros documentos sobre los números escritos fueron hechos hace unos 5000 años en el valle asiático de Mesopotamia entre los ríos Tigris y Eúfrates. Unos 2000 años después, los Sumeros, que vivían en la misma zona, desarrollaron un sistema de escritura numérica conocido con cuneiforme. Su uso se extendió y fue adaptado por los mercaderes babilonios quienes lo utilizaron para sus registros comerciales. Usando un palo con la punta con forma de triángulo, los babilonios hacían impresiones en tablas de arcilla que luego eran cocidas para su conservación.

Los egipcios

Los antiguos egipcios vivían en África, cerca del río Nilo y también eran comerciantes y vendedores que necesitaban tener registro de sus transacciones. Como llegaron a ser muy prósperos, necesitaron escribir grandes números lo que provocó el desarrollo de un sistema que se extendía hasta los millones. En cuanto a los símbolos usados, los egipcios escogían cosas de su entorno para simbolizar categorías de números en base diez. Mientras que en nuestro sistema numérico los números los leemos de izquierda a derecha, los eqipcios alternaban de izquierda a derecha en una línea y de derecha a izquierda en la siguiente de la misma manera que araban sus campos.

Los chinos

Los números más antiguos que se conocen fueron usados por los chinos y fueron luego adaptados por los japoneses. El sistema contiene símbolos para los números del 1 al 9 y para las decenas, centenas y millares. Los chinos escribían verticalmente y leían de arriba abajo. En un número, el primer símbolo indicaba la cantidad del segundo símbolo y el tercer símbolo la cantidad del cuarto y así siguiendo.

Fuente: Historia de nuestros números I del blog "Aprendiendo matemáticas disfrutando"