La fuerza pública
Las personas
construyen la paz cuando renuncian a utilizar su fuerza natural y aceptan una
fuerza superior.
Esta fuerza superior se llama “fuerza pública”. Actualmente,
en nuestro país. La fuerza pública es, por ejemplo, la policía.
Cuando un policía
sorprende en la calle a alguien que está intentando robar un coche, todo el
mundo acepta que el policía utilice su fuerza ya que es una fuerza al servicio de lo
público, de todo el mundo.
Todo el mundo acepta que el policía utilice su fuerza. Nadie va a decir al policía que
no debe utilizar su
Se acabó la ley del más
fuerte
El ser humano inventa normas, leyes, un derecho. Para hacer
respetar ese derecho, crea una fuerza pública.
A partir de
entonces, nadie está autorizado a hacer uso de su fuerza para imponer a los
demás lo que decida. Esto significa que el ser humano deja un estado natural de
guerra por un estado de paz. El ser humano pasa de un estado de naturaleza a un estado
de derecho. Es un cambio muy grande: la
fuerza es sustituida por el derecho
la “ley” sustituye a la “ley del más fuerte”. Y la paz puede establecerse.
Vivir en sociedad
Gracias a las leyes, los seres humanos se organizan en
sociedad y se agrupan: crean los Estados. Un estado es el conjunto de personas
que siguen las mismas leyes y que viven en una determinada extensión de tierra,
con fronteras que determina dónde termina un Estado y dónde empieza otro.
El juego de la oca,
el parchís, el Monopoly… son llamados “juegos de mesa”. Son juegos en los que
participan varias personas, y tienen reglas muy claras que todos los jugadores
leen antes de empezar el juego. Y las aceptan, si no, no se puede jugar. Si
alguien hace trampas o rechaza la regla, queda excluido del juego.
“Vivir en sociedad”
es parecido. Es vivir con personas, conocer las reglas de la sociedad y
cumplirlas. Si no, es imposible vivir juntos. Al aceptar las mismas leyes, las personas
construyen la paz.
La paz no es natural
Los españoles de
menos de 60 años no han vivido una guerra en su país. Todas las mañanas, desde su
nacimiento, se despiertan y hay paz. Vivir en paz les puede parecer natural.
¡Muchos piensan que
es imposible que deje de existir la paz! Tan imposible como
que una mañana el sol dejará de brillar.
Cuando no hay guerra desde hace micho
tiempo, la gente puede creer que es natural vivir todos juntos en paz.
Para vivir en paz, es importante saber que la paz no es algo
natural. Pero a la gente le cuesta recordarlo. Alguien dice “buenos días” al
entrar en un supermercado, no le da con la puerta en las narices al que está detrás
de él, da la gracias cuando le han atendido: es una persona educada.
¿Es natural? No.
Cuando era un niño, no estaba bien educado por naturaleza;
ha tenido que aprender las normas de educación.
Sin embargo, los niños odian que los adultos repitan
continuamente:”¡Di buenos días!”, “¡Di gracias!”, “¡Di adiós!”… Es pesado,
supone un esfuerzo: ser educado no se consigue por naturaleza, así, como si
nada.
Lo mismo ocurre con
la paz. Funciona como la educación: no siempre es divertido porque hay que
respetar las normas, aprender a cumplir la ley, aprender a no utilizar la
fuerza natural. La gente solamente se da cuenta que es mejor vivir en paz después,
cuando vive situaciones más agradables que si estuviera en guerra.
Si las personas lo
olvidan y creen que la paz es natural, se olvidarán de construirla y se correrá
el riesgo de que vuelvan a haber una guerra.
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