martes, 28 de enero de 2020

Construyendo la paz (2ªparte) - Estado de Derecho


La fuerza pública
   Las personas construyen la paz cuando renuncian a utilizar su fuerza natural y aceptan una fuerza superior.
Esta fuerza superior se llama “fuerza pública”. Actualmente, en nuestro país. La fuerza pública es, por ejemplo, la policía.
   Cuando un policía sorprende en la calle a alguien que está intentando robar un coche, todo el  mundo acepta que el policía utilice su fuerza  ya que es una fuerza al servicio de lo público, de todo el mundo.
Todo el mundo acepta que el policía utilice su fuerza. Nadie va a decir al policía que no debe utilizar su
Se acabó la ley del más fuerte
El ser humano inventa normas, leyes, un derecho. Para hacer respetar ese derecho, crea una fuerza pública.
  A partir de entonces, nadie está autorizado a hacer uso de su fuerza para imponer a los demás lo que decida. Esto significa que el ser humano deja un estado natural de guerra por un estado de paz. El ser humano pasa de un estado de naturaleza a un estado de derecho. Es un cambio muy grande: la
fuerza es sustituida por el derecho la “ley” sustituye a la “ley del más fuerte”. Y la paz puede establecerse.
Vivir en sociedad
Gracias a las leyes, los seres humanos se organizan en sociedad y se agrupan: crean los Estados. Un estado es el conjunto de personas que siguen las mismas leyes y que viven en una determinada extensión de tierra, con fronteras que determina dónde termina un Estado y dónde empieza otro.
  El juego de la oca, el parchís, el Monopoly… son llamados “juegos de mesa”. Son juegos en los que participan varias personas, y tienen reglas muy claras que todos los jugadores leen antes de empezar el juego. Y las aceptan, si no, no se puede jugar. Si alguien hace trampas o rechaza la regla, queda excluido del juego.
   “Vivir en sociedad” es parecido. Es vivir con personas, conocer las reglas de la sociedad y cumplirlas. Si no, es imposible vivir juntos. Al aceptar las mismas leyes, las personas construyen la paz.
La paz no es natural
   Los españoles de menos de 60 años no han vivido una guerra en su país. Todas las mañanas, desde su nacimiento, se despiertan y hay paz. Vivir en paz les puede parecer natural. ¡Muchos piensan que
es imposible que deje de existir la paz! Tan imposible como que una mañana el sol dejará de brillar.
    Cuando no hay guerra desde hace micho tiempo, la gente puede creer que es natural vivir todos juntos  en paz.
Para vivir en paz, es importante saber que la paz no es algo natural. Pero a la gente le cuesta recordarlo. Alguien dice “buenos días” al entrar en un supermercado, no le da con la puerta en las narices al que está detrás de él, da la gracias cuando le han atendido: es una persona educada.
¿Es natural? No.
Cuando era un niño, no estaba bien educado por naturaleza; ha tenido que aprender las normas de educación.
Sin embargo, los niños odian que los adultos repitan continuamente:”¡Di buenos días!”, “¡Di gracias!”, “¡Di adiós!”… Es pesado, supone un esfuerzo: ser educado no se consigue por naturaleza, así, como si nada.
  Lo mismo ocurre con la paz. Funciona como la educación: no siempre es divertido porque hay que respetar las normas, aprender a cumplir la ley, aprender a no utilizar la fuerza natural. La gente solamente se da cuenta que es mejor vivir en paz después, cuando vive situaciones más agradables que si estuviera en guerra.
   Si las personas lo olvidan y creen que la paz es natural, se olvidarán de construirla y se correrá el riesgo de que vuelvan a haber una guerra.  

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